jueves, 28 de febrero de 2008

ORGULLO ESPAÑOL


A poca sensibilidad que un español tenga, cuando llega a Cartagena se topa de bruces con un millón de razones por las que sentir cierta vergüenza nacional. Ya sabemos que ninguno de nosotros estuvo allá hace quinientos años asesinando a nadie ni haciéndonos dueños de sus riquezas, pero aún así, se le encoge a uno el corazón cuando pasa frente a esos monumentos a la memoria de todos los que dieron su vida por la independencia.

Años más tarde, gracias a Dios ya no vamos por el mundo asesinando gente, pero tampoco le llenan a uno de orgullo patrio esos monstruosos complejos hoteleros de lujo que el capital español construye a pie de playa a escasa distancia del precioso centro histórico.....

Digamos que aunque uno las busque, no encuentra muchas buenas obras "made in Spain" por estas tierras..... pero buscando buscando, las encuentras.

No son gloriosos monumentos ni tremendas infraestructuras, sino personas con nombre y apellido que por fin consiguen que uno se sienta orgulloso de su origen.

Una de estas personas que he tenido la gran suerte de conocer se llama Clara, Clara Eugenia, para más señas, que hasta en el nombre que sin saberlo le dieron sus padres, respira sones colombianos y suena como a culebrón.

Clara es de Salamanca y se le ve en la cara, limpia y honesta, que nunca ha sido carne de cañón para las marcas, las siliconas o las modas impuestas, sino más bien educada en el amor y el respeto al prójimo y a la madre naturaleza.

Llegó a Cartagena un poco de casualidad, hace unos tres años, como voluntaria de la fundación Niños de Papel, y consiguió un trabajo que le diera lo justico para comer y pagar el alquiler de su humilde morada.

Aprendió rápido, por pura necesidad, a comprar bien barato en el mercado de Bazurto, a moverse en mototaxi de aquí para allá, a disfrutar con mil pesitos de una cervecita y la mejor compañía, en definitiva, a vivir con humildad.

Trabaja en una ONG pero ella es una ONG por sí misma y reencarna a diario el milagro de los panes y los peces.

Clara ha sido mamá sin serlo todavía, de montones de niños que han recuperado su peso, su salud, su vestido y su autoestima. Ha sido amiga sincera, generosa y honesta, de un montón de gente que necesitaba alguien así en su vida para florecer, ha sido la fabricante de sonrisas en un montón de pequeños rostros tristes, obligados por la vida a madurar cuando deberían estar jugando.

Todos la conocen, no hay vez que salgas con ella y no se cruce con alguien que sonriendo le pregunta cómo está, y nadie la llama Señora Clara, ni Doña Clara como se espera del que habla con el visitante español, sino simplemente Clara, pues ella no se siente sino una más de entre las personas que desde su sencilla situación en este mundo, luchan cada día porque sea un poquitico mejor.

Enhorabuena Salmanca y enhorabuena España, pues por fín encontramos en Cartagena una obra digna del orgullo español.

1 comentario:

Clara E. dijo...

Gracias Maite, no me lo merecía. Me has hecho saltar las lagrimas.... y te cuento que ya me gané uno nuevo en las otras guarderías. Se llama Jordi, y llora!!!!!!!!
Besitos Clara