lunes, 11 de febrero de 2008

LA NUEVA VIDA DE DAISY

Sólo hoy he sido capaz de confesaros que Dulce no consiguió sobrevivir.
Estuve en el tanatorio, y en el entierro, y ahora ando buscando quien me pinte una bonita losa donde poner su nombre rodeado de flores de colores, para darle algo de dignidad a su lecho, porque la plata de la familia no alcanzó para tanto, y tan sólo consta su nombre pintado sobre el cemento fresco con una ramita.
Hoy puedo contarlo, porque la curiosidad me llevó a leer una carta que Daisy, la mamá de Dulce, había escrito para una cooperante que estuvo aquí durante el mes de Noviembre y que a través de una amiga, le hizo llegar un juego de sábanas para su bebé.
Invadí la intimidad de ambas, y sé que no estuvo bien, pero gracias a eso ahora os puedo contar que Daisy más o menos, decía algo así como "palante, que hay que seguir viviendo, y aunque Dulce no podrá disfrutar de sus sabanitas, las dos le agradeceremos siempre ese precioso detalle".
Uno de estos días, Daisy vuelve ya a su casa, y hoy acompañé a la asistente social a hacer la visita previa, en la que se comprueban cómo son las condiciones de habitabilidad. Normalmente, esto se hace porque uno vuelve con un bebé, y no siempre es posible que vivan ahí en condiciones mínimamente higiénicas. En ese caso se busca a algún familiar que disfrute de una vivienda algo mejor, y se intenta que sea allí donde las niñas habiten y pernocten.
No es el caso de Daisy que vuelve a casa sin su niñita en brazos, pero aún así la visita se hace.
Pronto cuelgo fotos, para que veáis la casa y el barrio, pero para lo que se ve por aqui, la verdad es que no estaba mal del todo.
Tienen en la parte de atrás un huerto, con plátano, papaya y ñame, y están detrás de un crédito para "vender minutos" (venden llamadas por teléfono a los distintos operadores, aquí es un negocio muy normal, pues casi no hay cabinas y llamar de un operador a otro es costosísimo).
Daisy dormirá en la misma cama con sus dos hermanas, le caerán más que unas gotas de agua sobre la cara cuando lleguen las lluvias en invierno (nuestro verano) allá por Junio, pero no vivirá mal, irá al colegio, y tendrá que comer.
Con todo, Daisy es una niña afortunada.
Y agradecida, porque aún después de lo que ha pasado sigue dandole gracias a Dios.

1 comentario:

Adry dijo...

Hola guapetona,
no se que decir...
solamente que le des un abrazo muy muy fuerte a Daisy.
Por supuesto para ti tambien un besazo enorme.
Carmen