sábado, 1 de marzo de 2008

ENITH, UNA DE TANTAS DESPLAZADAS


Hoy me toca hablarles de Enith, a la que ví por primera vez en Julio de 2007. Me llevaron a verla para que conociera uno de los ejemplos hechos carne de cómo los microcréditos están ayudando a salir adelante a mucha gente en Cartagena.



El barrio donde vive Enith se llama Zaravanda, y suena bastante exótico, pero tiene más o menos este aspecto. Esto es Zaravanda.

Por sus calles ví niñitos corriendo desnudos, perros famélicos y pulgosos e incluso un cerdo al que habían destrozado los cuartos traseros y andaba arrastrandose por el fango como podía.

Aquí es donde Enith vive y tiene su taller.

Es un himno a la creatividad, que dicen gana puntos cuando el hambre aprieta, y así Enith empezó a ganarse sus primeros dineros aprovechando todo el material que podía encontrar en las basuras: plásticos, bolsas de patatas fritas, madera, coco, hojas de palmera, papel.... Y con ello empezó a fabricar todo tipo de productos: bolsas, cuadernos, chanclas, todo tipo de objetos decorativos...

Llegó como tantos otros a Cartagena huyendo de la guerrilla que sin la menor piedad obliga a la gente a abandonar sus tierras, sus casas, sus bienes y buscarse la vida en otro lugar.

Han pasado ya algunos años desde que Enith llegó, y gracias a su enorme esfuerzo y a los microcréditos de Actuar por Bolívar, a día de hoy, aunque sigue viviendo en el mismo barrio, tiene su taller, vende sus productos en ferias, y su marido ha podido abrir ahí mismo una pequeña tienda que abastece a esta humilde gente de todo tipo de productos, claro está, en formato reducido: 2 huevos, una mazorca, un poquito de cilantro para el sancocho ....

Su hija Liliana, que empezaba sus clases cuando yo andaba por ahí, me contaba que su asignatura preferida era el ingles, y se atrevía a decirme algunas palabritas sueltas, bajo la orgullosa mirada de su mamá.

Quiero hacerle llegar un buen diccionario de inglés con el próximo cooperante que vaya para allá, pues hay que aprovechar tan alto interés en algo que posiblemente sea decisivo para que en el futuro pueda ganarse la vida, además de ayudar a su mamá a fabricar bolsos con materiales reciclados, tan lindos como el que sonriente les enseña mi sobrina Lorena:


2 comentarios:

RODOLFO dijo...

No se si alcanzaste a conocer a Esperanza, una violinista que vino a trabajar con la fundación Batuta. Ella estaba deprimida porque le han asignado una labor que a mi entender es casi imposible, tiene que conformar un grupo de 120 niños de El Pozon, que sean desplazados exclusivamente, no cabe población vulnerable o simplemente pobre. Estos 120 niños, de los cuales cuenta con la mitad, van a pàsar dos horas al dia en la fundación durante las cuales les enseñan musica.
Según me lo ha comentado, entre las dificultades, estan ademas de los requisitos que impone el programa, que deben pasar a traves de un terreno pantanoso cuyo paso en canoa vale 200 pesos para un lado y 200 pesos para el otro. Le he dicho que a mi entender, y siendo una labor muy noble a la que deben tener derecho estos niños, la principal dificultad va a ser tratar de concentrar las mentecitas de estos niños en el do re mi, cuando llegan con hambre, el programa no ha tenido en cuenta esos "pequeños" detalles, por lo que le he aconsejado que trate de hacer alinzas con otras fundaciones que ya tengan un programa alimentario y que esten ayudando niños con las caracteristicas del programa que ellos manejan, por lo que le he mencionado lo de los "niños de papel", pero no se con quien deba ella hablar. te agradeceria tu opinion y si crees que es posible, me orientes para decirle con quien debe hablar.

maite dijo...

Hola Rodo
Pues en mi opinión estás en lo cierto, con el estomago vacío dificilmente se puede aprender nada ni mucho menos concentrarse. Voy a preguntar por ahí... a ver qué puedo averiguar....
Un beso
Maite