miércoles, 30 de enero de 2008

niñas en el barrio de Santa María, Cartagena


niños en el barrio de Santa Maria, Cartagena.


niñas en el barrio de Santa María, Cartagena

domingo, 27 de enero de 2008

BETHOVEEN 1 CHAMPETA 0

No las tenía todas conmigo, de hecho, pensándolo bien, todos los elementos estaban en mi contra.
Niñas obsesionadas con la música "champeta" - especie de regetón local - por un lado, por otro, empeñadas en ver películas de terror tipo Chucky o El Aro.... Y yo pretendiendo que se traguen, enterita, Copying Beethoven.
Mi ilusa intención no era otra que la de hacerles despertar algún interés, por mínimo que sea, en la música clásica, o en cualquier música que les resulte lejana, ajena a su realidad.
Les explico antes de verla que la música se escribe igual que las palabras. Que los sonidos y los ritmos se pueden poner sobre un papel de modo que el que los sabe leer interpreta esa música en su instrumento. Y de cómo un director de orquesta es capaz de coordinar todos esos instrumentos para darles instrucciones sobre cuando y cómo deben sonar.
Me miran asombradas, nunca nadie les había hablado sobre ese aspecto de la música, como otro lenguaje que uno lee, escribe y con el que se puede igualmente comunicar.
Después les explico quién era Beethoven y las dejo boquiabiertas cuando les cuento que se quedó sordo como una tapia cuando compuso esa música que en breve iban a escuchar.
Bien. En este contexto, imaginad que con el volumen al máximo apenas se oía, que teníamos 3 bebés llorones y 2 enanos juguetones reivindicando la atención de sus mamás. Y por supuesto, los vecinos con la Champeta de moda a todo trapo ..... La verdad, pensé que no aguantarían ni el primer cuarto de hora. Pero no fue así .....Y llegó el momento crucial en el que suena la novena sinfonía en ese teatro lleno de gente importante, en el mismísimo centro de Viena, y el silencio en la sala - cuna, donde estabamos viendo la peli, era absoluto.
Les pedí que cerraran los ojos y que sientieran la música en su interior, que se concentraran exclusivamente en lo que estaba sonando.
Y les gustó.
De hecho, cuando me marché aún quedaba algo de película por ver, y apenas una de las niñas giró la cabeza para despedirse de mí.
Ahora toda mi obsesión es comprar música clásica para ellas, aprovechando el interés que parece haber despertado en ellas.
Genial. Bethoveen 1, Champeta 0. Yesssss !!!!!!!!

viernes, 18 de enero de 2008

LA NIÑA DULCE

Sólo Daisy podía haber escogido ese nombre para su niñita. En esta ciudad donde los nombres impronuncialbes causan furor (véase, Yulibeth, Yoemaris....), ella decidió ponerle Dulce, porque ella es tan dulce como el nombre de su hijita.
Así es que Daisy ingresa ayer por la mañana en el hospital con el fin de traer al mundo a su hija, por la tarde ya está de nuevo en el hogar, porque acá en Cartagena le mandan a uno para casa el mismísimo día que pare, con puntos o sin ellos, por un simple problema de capacidad.
Asi que Daisy está ya en casa pero Dulce no.
Al parecer sus órganos vitales apenas funcionaban cuando nació y lleva desde entonces - unas 30 horas - conectada a aparatos que la intentan reanimar. La probabilidad de sobrevivir no parece ser mucha pero todos tenemos la esperanza de que Dulce sobreviva estas primeras horas de vida que son las cruciales. Porque se lo merecen, Dulce y su mama.
A su mamá la conocí este verano, cuando ingresó en el hogar, estaba de 3 meses y algo asustada. Lloró los primeros días, echaba de menos a su familia - que gracias a Dios existe - el lugar era nuevo y extraño .... pero se adaptó fácilmente con el tiempo. Tiene 17 años y es una preciosa mulata que heredó los ojos verdes de su mamá. Durante estos seis meses de estancia jamás se ha quejado. Jamás ha discutido con ninguna de sus compañeras. Jamás ha desobedecido a ninguna de las tutoras. Ni un mal gesto, al revés, siempre con una suave sonrisa en el rostro.
Daisy sufrió abusos sexuales de pequeña, y aquí la "tradición" es pensar que eso lo marca a uno de tal forma que es como un estigma del que nadie te va a librar.
Si un hombre abusó de tí, estás condenada a ser una puta. O a que te llamen puta. O a que te traten como puta. Y esto, oído de alguien como Daisy resulta todavía más atroz.
Ella creia que su embarazo tenía que ver con esa maldición. Y que después vendrá otro y otro, porque está condenada a que los hombres abusen de ella. No podéis imaginar el trabajo que cuesta convencer a estas niñas de que sí son alguien, sí tienen valor, sí serán capaces de salir adelante.
Ahora Daisy no sabe si la razón por la que ha pasado en La Troncal los últimos 6 meses de su vida va a poder vivir para contarlo. Y no se lo merece. Pongamos una velita por Dulce.

sábado, 12 de enero de 2008

REENCUENTRO EN LA TRONCAL

No podía esperar más, así que el viernes por la tarde tomé un taxi y me fui directa a la Troncal, al hogar de niñas embarazadas que había conocido durante mi corta estancia en Cartagena el verano pasado.
Mi sorpresa al llegar fue que no había nadie, salvo la tutora, Shirley, pues la "Tía Marta" de la Fundación Meridional anda también por aquí estos días y se había llevado a las niñas de paseo por Bocagrande.
Llegaron al rato en una chiva, contentísimas por el regalo de Marta y las sorprendí en la misma puerta. No sabían de mi llegada y se avalanzaron sobre mí con sus bebés cual jugadoras de rugby !!
Ahí estaban casi todas, algunas han abandonado ya el hogar y otras lo harán en breve para dejar sitio a las nuevas chicas que van llegando.
Me quedo un rato con ellas y asisto a la tutoría que tienen en grupo todas las noches.
Shirley les habla con voz firme y tajante - hay algunas chicas nuevas que aleccionar.
Les habla de cómo es el hogar, de que somos una gran familia, pero también les habla de sus futuros hijos, de sus vidas, de lo importante que es que se cuiden como mamás para que sus hijos nazcan y crezcan sanos.
Regaña a las veteranas porque dieron muy tarde de comer a sus bebés y porque se retrasaron también en la limpieza de la mañana.
Por duro que pueda parecer el tono de Shirley, las niñas la miran sonrientes: Sí , Tía Shirley, Si !!
Sus advertencias y consejos se han convertido para las más veteranas en el cuento que de niños siempre le pedíamos a nuestras mamás que nos repitieran una y otra vez. Necesitan oír esas palabras y las siguen agradeciendo, asienten con la cabeza mientras miran a sus nuevas compañeras, aún algo desubicadas, aunque todas también sonrientes por haber encontrado algo muy parecido a un hogar.