martes, 19 de abril de 2011

LECCIONES DE CORAJE Y SUPERACION

Estos días ando recorriendo los barrios más pobres de Cartagena, con motivo de un encarguito que me hicieron desde Madrid.




Una Fundación española consiguió una subvención para filmar un documental sobre microempresarios en América Latina, y nos han pedido que les enviemos algo de material antes de seleccionar los que serán sus protagonistas.



Para ello, organizamos un pequeño tour y los fuimos visitando uno a uno, tomando fotos, y escuchando sus historias personales. Dónde estaban hace unos años y dónde están ahora.



Ninguno se hizo rico, ninguno nada en la abundancia, pero todos consiguieron encontrar una forma digna de ganarse el pan y de paso, generar empleo.



Algunos de los héroes del día:





Luis Fuentes: Nacido en Antioquia, tuvo que emigrar por causa de la guerrilla, no sin antes perder una pierna a causa de una de esas minas antipersona que tantas vidas han quebrado en Colombia.



Tiene su tiendecita en el barrio Nelson Mandela - muy cerca de donde vive mi amigo Ever, el artesano de las lamparitas - vende sobre todo productos básicos de alimentación, arroz, aceite, fríjol... y detectando las necesidades de su barrio, empezó también a fabricar "block", una especie de ladrillo grandote hecho con arena y cemento, con el que poco a poco los vecinos de Nelson Mandela están sustituyendo los tablones de madera de sus casas.



Está casado y tiene 2 hijos, manteniendo además a otros miembros de la familia con su negocio. Tiene un empleado que es el que le ayuda con la fabricación del block.

Edad : 27 añitos....... .

Y esta otra señora, bastante mayor que él, es una de las mujeres que forman la Empresa Asociativa Mujeres con Fe.

Lo que veis en la foto son lo que aquí llaman "wypers", básicamente son trapos hechos con restos que le compran a la industria textil de Medellín, los cosen metiéndoles algo de relleno para que tengan una consistencia absorbente, y se los venden a las empresas industriales de las afueras de Cartagena.



Por lo visto, son lo mejor para la limpieza de maquinaria pesada, porque no la dañan, absorben perfectamente toda la grasa, y son baratos..... 10 kg de wyper cuestan 10 euros.



Todas son mujeres mayores que se veían frustradas porque a su edad, no conseguían aportar nada en la casa.

Con el elevado índice de desempleo, se hacía necesario que también las abuelitas (mucho más jóvenes que las abuelitas españolas, pero como media digamos que están en los cincuenta y tantos) se pusieran a trabajar, pero ¿en qué?

Una institución religiosa las ayudó a capacitarse. Aprendieron a coser y se especializaron en los famosos "wypers".

La foto muestra cómo se monta el wyper, como una especie de "sandwhich" que se rellena con trocitos de tela hasta darle un volumen suficiente para su propósito.


Al final, quedan unos trapitos muy coloridos y vistosos, tanto que da pena pensar en su destino, llenos de grasa industrial. Por eso les sugerí que pensaran en otros posibles usos (no dista mucho del trabajo en patchwork, que se paga a precio de oro en algunas tiendas de Europa). Todas se quedaron pensativas, y apuntaron otros posibles usos del wyper, prometiendo hacer al menos alguna prueba piloto para ver cómo responde el mercado. Creo que una colcha de wyper podría quedar bien bien chula.... Ahí les dejé la inquietud, igual vuelvo en unos meses y las veo transformando el negocio !!! Ante mi alabanza a la "belleza" del wyper me regalaron tres... creo que los voy a transformar en bolso, o en cojín... ya veré qué se me ocurre.




Y ésta otra es la última del día: empezó ella sola, recogiendo cajas de cartón. Se dió cuenta de algo tan simple y obvio que nadie parecía haber reparado en ello... Las cajas de cartón se ven nuevecitas por el interior.






Así que pensó que si las desarmaba y les daba la vuelta, las podía vender como si fueran nuevas... Y así comenzó todo. Como véis en la foto, el interior era la caja original, ella le dió la vuelta y la estampó con el logotipo de su nuevo cliente.

Empezó con una mesita y un cuchillo.

Ahora tiene 9 empleados, todos ellos bien jovencitos, o sea, que le está dando buenas oportunidades a la castigada juventud cartagenera.


Ninguno precisó de estudios universitarios, ni masters, ni de aprender dos lenguas más para poder encontrar un medio de vida digno.

Todos empezaron de la nada, del más absoluto cero, sin nada que ganar ni que perder.

A veces pienso que sólo en situaciones así, cuando no nos queda otra, cuando no vemos por ninguna parte una solución "fácil" es cuando conseguimos sacar lo mejor de nosotros mismos, el héroe, el luchador, el valiente que duerme en nuestro interior y que, estoy convencida, todos llevamos dentro.













1 comentario:

Isis dijo...

Pero Mayte, los waypes no sólo se utilizan en esas empresas. Si te fijas lo usan los tenderos, los mototaxistas, los vendedores ambulantes,... ahora todo el mundo hace y utiliza los waypes. Es el negocio de moda, jaja.