HISTORIA DE UNA CAMISETA

Verano del 2006.

Descubro una nueva afición que me sirve para obtener algo de fondos con los que empezar a colaborar con mi ONG favorita, Mundo Cooperante.

Se trataba de pintar camisetas con pintura para tela, que posteriormente me compraban en una tienda de mi antiguo barrio.

Pasó el verano y quedó algo de "stock" que me fue devuelto, y ahí lo tenía en casa cuando al año siguiente, cuando me vine por primera vez de voluntaria a Actuar por Bolívar, me acordé del stock y me lo traje.

No eran muchas, y eran todo tallas infantiles así que pensé que alguien las podría aprovechar, y las repartí entre mis conocidos para que las adjudicaran a su buen saber y entender.

Recuerdo que una le cayó a Eva Luz, una niña preciosa que por esas fechas vivía en el hotel, y otra se la dí a mi amiga Clara, consciente de que ella, viviendo en Cartagena, se la asignaría a alguien que la necesitara. Y ahí me olvidé de la camiseta para siempre jamás.

Hoy estaba echándole un vistazo a las fotos que hizo Gina, trabajadora de Actuar y ex - vecina de Clara, a la que encargué que me fotografiara a todos esos niños del barrio que Clara tanto añora, para que se las pudiera mostrar.

Y ¡¡ magia !! Tres años después, reconozco una camiseta pintada por mí en Madrid, en verano de 2006, que jamás de los jamases imaginaría acabar en ese cuerpecito moreno cuatro años después. (y que todavía no se haya ido la pintura, eso sí es un milagro).

Cuando la he visto, se me han puesto los pelos de punta.

Ha sido una extraña sensación, como reconocer algo mío acá en Cartagena. Era como si yo misma estuviera en esa foto y formara parte de ella.

Definitivamente, Cartagena me adoptó.

Aquí la prueba (la camiseta es la del monigote que pone "chocolate" no es ninguna maravilla, por algo estaba en stock, pero ajá... como dicen por aquí).

Y mañana más.