Una vez más, llegas y todo es poco.
Deivis, su hermana, su primo Jesús y su pequeña primita visten todos sin excepción ropa sucia, y van descalzos.
Su madre, Aleida, sigue sin encontrar trabajo, su padre no vive con ellos, a la abuela la tienen que operar de cataratas en un ojo.... con todo, todos sonríen y me abrazan cuando me ven llegar (menos Deivis, que le da mucha vergüenza, aunque según su madre lleva días preguntando por mí).
Aleida me dice que se va a desmayar cuando le digo que la guardería de su niño la pagamos nosotros también este año. ¿¿!!! La matrícula también ??!! Si, Aleida, la matrícula también. Y llora.
Ahora es Jesús, el primo de Deivis de 7 años, el que sufre desnutrición. El médico le recetó un "pote" pero ya se le ha terminado... Así que compraremos también el "pote" para Jesús.
Y así es todo, siempre.
Pagas la guardería, pero el niño va descalzo.
Llevas cuadernos y no tienen con qué pintar.
Cuentas con tres niños en la casa y aparecen siete....
Les prometí ropa para el resto de los primos y hermana, y una tarta de chocolate que se ha convertido en el emblema de la casa.
Pero nadie lo dude, que el día que vuelvo invitan a merendar a los enanos del barrio y entonces aparecen otros tantos niños desnutridos, sin cuadernos, ni lápices, ni zapatos...La historia nunca acaba y uno se siente impotente ante tanta carencia colectiva y vuelve siempre a casa pensando en lo mucho que queda por hacer.
Pero bueno, llegamos hasta donde nos permite nuestro tiempo y nuestras posibilidades y ese poquito que hacemos provoca hasta "desmayos de emoción" así que debemos estar satisfechos y no dejar que el ánimo decaiga. ...
Ahí les muestro a mi Deivis todo elegantón, con parte de su familia.
1 comentario:
Maite, imagino lo que sentirías al ver a Deivis!!! está impresionante!!!!! me saludas a su mamá.
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