sábado, 19 de febrero de 2011

¿NIÑOS O DELINCUENTES?

Una de mis nuevas ocupaciones de estos días consiste en intentar diseñar un pequeño proyecto para acondicionar una de las zonas de la guardería y convertirla en aula de música y danza, con los consiguientes instructores, precusionista incluido, materiales, ¡todo !. Como siempre, la parte de la financiación es una incógnita, más en estos tiempos de recortes presupuestarios (impresionante el de cooperación al desarrollo, leí el otro día que en Madrid, no sé si a nivel de Ayuntamiento o de Comunidad, el presupuesto ya era simplemente inexistente ??)
En esta tesitura, hay que hacer milagros para que a uno le financien una cosa así, más cuando se trata de algo que a primera vista pudiera parecer destinado al mero entretenimiento de la gente joven, de los niños... Pero hace falta acercarse un poquito, sólo un poquito, a esta realidad, para darse cuenta de que algo como la música, el baile, o el deporte, puede ser la diferencia entre un niño que crece y se hace pandillero, y crece y se hace delincuente, y crece y se convierte en asesino... o un niño que tiene la posibilidad de hacer algo con su tiempo libre que no sea simplemente estar en la calle.
Las casas normalmente son pequeñas, y la media de habitantes por casa puede estar fácilmente en 8 personas... no es difícil imaginar por qué los chicos pasan tanto tiempo fuera de ella.
El pandillismo - como el sicariato - son fenómenos que están creciendo exponencialmente en los últimos años. Según un informe que leí ayer, mientras buscaba datos objetivos con los que justificar el proyecto, en 1996 había identificadas 27 pandillas en toda Cartagena. Ahora hay 69.

Entre los barrios afectados, identifiqué rápidamente los que rodean la sede de Actuar por Bolívar: Canapote (donde está ubicado el centro), Santa Rita, (a 5 minutos caminando desde Actuar), San Pedro y Libertad, Crespito, Daniel Lemetre....Todos están a un tiro de piedra y en todos hay pandillas. Y sus miembros son delincuentes en potencia - o en la realidad - pero también son niños.
Me pareció oportuno buscar para el proyecto cuál es la definición de "niño" que recoge la Convención de los Derechos de los Niños de la ONU: Niño es todo menor de 18 años, salvo que la legislación del país establezca una edad distinta.
No es el caso. En Colombia, hasta los 18 años uno es menor de edad.

Pero a veces se nos olvida que son niños. Los vemos grandes ya, crecidos, los vemos con sus "pintas", con sus andares y porte desafiante, y lo que nos entra por la retina es más bien el retrato de alguien con quien no nos queremos cruzar. Pero con todo, hay que ser capaces de quitarles ese disfraz, y reconocer en ellos los niños que son, por un lado, y la realidad que viven y que han vivido desde que estaban ya en el vientre de sus madres (malnutridos desde su mismísima concepción). Descuidados. Abandonados. Maltratados. Eso son los pandilleros, no otra cosa. Pero de un minuto a otro pasan de ser víctimas a ser vengadores y ahí se perdió para siempre su condición infantil.
Por eso, que existan lugares donde estos chicos puedan simplemente estar, sin que ello implique ser testigos ni partícipes de delitos, de consumo de drogas, de prostitución, no es sólo conveniente, es FUNDAMENTAL.

Así que, haremos todo lo posible por justificar convenientemente este proyecto, y espero que más tarde o más temprano, podamos encontrar la ayuda necesaria para financiarlo. Alguien que apueste por una Cartagena con jóvenes sanos de cuerpo y de mente. Futuros ciudadanos. Futuros padres que enseñen a sus hijos que es importante, y mucho, alimentar el cuerpo, y aún más importante, alimentar el alma.

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